Bloque 0: Todo viaje tiene un comienzo
Toda historia tiene un comienzo, y este blog no iba a ser la excepción. En vez de empezar nuestra historia de la manera tradicional, voy a empezar con un cuento.
Había una vez un niño curioso, sus padres siempre le decían que estaba en las nubes, imaginando las mil y una aventuras. Un día, la madre, que tenía que ir a una librería cercana a comprar una novela se llevó con ella al niño. El pequeño, que nunca antes había estado en una librería miraba todo con los ojos muy abiertos llenos de curiosidad. Se acercó a una estantería donde estaban otros niños y cogió uno de aquellos extraños objetos rectangulares con fascinantes dibujos en su portada.
¿Este cuento os resulta familiar? Probablemente sea así, porque la mayoría de las historias de la gente que ama leer empezaron acompañando a sus padres a una librería donde quedaron atrapados por la magia de los dibujos de la portada de algún libro.
Una vez nos hemos remontado al inicio de nuestra historia como lectores, cabe hacerse una pregunta ¿Qué es literatura? Al principio, cuando se nos formula esta pregunta pensamos que es una pregunta de fácil de responder. Pero a medida que lo vamos meditando nos damos cuenta que es una “pregunta trampa”. ¿Por qué digo que esta es una pregunta trampa? Pues porque es prácticamente imposible definir la literatura como tal. Al nombrar esta palabra se mezclan diferentes acepciones: las que estudian el origen etimológico de la palabra, la manera a la que llamamos al estudio de diversos movimientos literarios, también cuando comparamos autores estamos pensando en literatura… La literatura, como todos los grandes conceptos abstractos tiende a tener diferentes definiciones según el campo que estemos utilizando para su estudiando. Pero parece no existir una definición absoluta y concreta para el propio término. Así que, nos corresponde a nosotros crear una definición para la palabra literatura referido al estudio de la propia literatura. Tras mucho debatir en clase, nos quedamos con la siguiente: La literatura es el arte de la palabra oral y escrita.
Una vez definido el concepto de literatura, debemos preguntarnos qué características debe poseer un texto para ser considerado literario. Estas características son las siguientes:
-Debe poseer una intencionalidad estética y comunicativa. Es decir, debe buscar el expresar algo a través de los recursos comunicativos.
-Tiene que tener una estructura específica
-El texto literario tiene que encuadrarse en uno de los tres grandes géneros: Prosa, Verso o Lírica.
-Por último, pero no por ello menos importante, los textos deben de ser ficción. Pueden estar basados en hechos reales, pero deben tener rasgos de ficción. Si no, estaríamos entrando en la llamada para literatura.
Los textos que no cumplen alguna de las características mencionadas, entrarían dentro del género para literario. Pero ¿Qué es una obra para literaria? Podríamos decir que es aquella que se escribe sin intención comunicativa. Es algo que surge del interior del autor, un sentimiento que se escribe para que tenga un efecto terapéutico en quien lo escribe. Ejemplo de obra para literaria sería el Diario de Anna Frank. Existen muchos textos que pueden encuadrarse dentro de esta categoría, pero todos ellos deben tener en común, el no tener finalidad artística.
Una vez distinguido entre literatura y para literatura, nos queda una última pregunta. ¿Qué es la literatura infantil? Y ¿A qué llamamos literatura infantil? La pregunta parece tonta, pero no lo es. A veces, viendo que el protagonista del relato es un niño tomamos el texto por infantil cuando no es así. Y si no, pensemos en el “Principito” de Antonie de Saint-Exupéry, o en “Alicia en el País de las maravillas” de Lewis Carroll. Estos cuentos tienen como protagonistas a niños, pero no son indicados como lectura infantil. Según Juan Cervera y Marisa Bartolussi, una obra literaria infantil es aquella que tiene como receptor especifico al niño.
Dejando aparte lo complicado que es clasificar los libros por edades, queda claro que para decir que un libro es “infantil”, probablemente el criterio más valido sea, el que el libro, esté hecho especialmente para llegar al niño. Así que, una vez aprendido esto, cuando estemos en el aula abstengámonos de mandar el “Principito” a los niños de Primaria. Porque para entender verdaderamente esa obra, hace falta tener cierta perspectiva que a veces no logramos ni aun estando en la plenitud de nuestra edad adulta.
Marina Ezama Botas.
Muy buena aportación. Te lo anoto como voluntario.
ResponderEliminar¡Ponte las pilas, criatura!!!!